En este artículo te explicaremos de forma clara qué es el ojo seco, cuáles son sus síntomas principales, por qué ocurre y, lo más importante, qué tratamientos existen para aliviarlo de manera efectiva. Cuidar tu vista empieza por conocerla bien.
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¿Alguna vez has sentido ardor, picazón o la sensación de tener arena en los ojos? Si es así, podrías estar experimentando el síndrome de ojo seco, una afección mucho más común de lo que imaginas. Con el uso excesivo de pantallas, el aire acondicionado, la contaminación y hasta el estrés, este problema ocular ha ido en aumento. Aquí te contamos más…
¿Qué es el síndrome de ojo seco?
El síndrome de ojo seco es una alteración en la superficie ocular que ocurre cuando tus ojos no producen suficiente lágrima o la calidad de esta es deficiente. Aunque el término suena simple, la lágrima no es solo “agua”; está compuesta por tres capas: una acuosa, una mucosa y una lipídica. Si alguna de estas no funciona correctamente, el ojo no se lubrica bien y aparecen molestias.
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Este problema puede ser ocasional —por ejemplo, tras pasar muchas horas frente a una pantalla—, pero en muchas personas se vuelve crónico y requiere tratamiento constante. En Colombia, los casos han aumentado debido a factores como el teletrabajo, el uso continuo de dispositivos móviles, y los cambios ambientales.
Síntomas más comunes del ojo seco
El ojo seco puede manifestarse de formas distintas según cada persona, pero los síntomas más frecuentes incluyen:
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Sensación de cuerpo extraño, como si tuvieras arena o polvo en el ojo.
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Ardor o picazón constante.
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Ojos rojos o irritados, especialmente al final del día.
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Visión borrosa intermitente, que mejora al parpadear.
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Lagrimeo excesivo, paradójicamente: tus ojos producen lágrimas de mala calidad que se evaporan rápido.
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Molestia al usar lentes de contacto.
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Dificultad para mantener la vista fija, por ejemplo, al leer o usar el computador por largos periodos.
Causas más frecuentes del ojo seco
El síndrome de ojo seco puede tener múltiples causas, entre las que destacan:
1. Uso prolongado de pantallas
Cuando usas mucho tiempo el celular, computador o tablet, parpadeas menos. Esto disminuye la distribución de la lágrima y provoca sequedad.
2. Ambientes secos o con aire acondicionado
La calefacción o el aire acondicionado secan el ambiente, lo que favorece la evaporación de las lágrimas.
3. Edad y cambios hormonales
A partir de los 40 años, la producción lagrimal disminuye, especialmente en mujeres debido a los cambios hormonales.
4. Enfermedades sistémicas
Patologías como el síndrome de Sjögren, lupus, artritis reumatoide o diabetes pueden afectar la producción de lágrimas.
5. Medicamentos
Algunos antihistamínicos, antidepresivos, anticonceptivos y diuréticos reducen la secreción lagrimal.
6. Cirugías oculares
Intervenciones como la cirugía refractiva (LASIK) pueden alterar la superficie ocular y favorecer la aparición de ojo seco.
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Diagnóstico: ¿cómo saber si tienes ojo seco?
El diagnóstico lo debe hacer un oftalmólogo u optómetra. Usualmente se emplean pruebas como:
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Test de Schirmer, para medir la cantidad de lágrimas producidas.
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Tinción con fluoresceína, que permite ver áreas de sequedad o daño en la superficie del ojo.
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Evaluación del tiempo de ruptura lagrimal, que indica cuánto dura la lágrima antes de evaporarse.
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Examen del párpado y la glándula de Meibomio, para identificar problemas en la producción de lípidos lagrimales.
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Tratamientos más efectivos para el ojo seco
La buena noticia es que el ojo seco se puede tratar con diversas estrategias, dependiendo de la causa y gravedad. Aquí te contamos las más utilizadas:
1. Lágrimas artificiales
Son gotas lubricantes que imitan la lágrima natural. Puedes usarlas varias veces al día, pero es mejor que no tengan conservantes si necesitas aplicarlas con frecuencia.
2. Gel oculares y pomadas
Ideales para usar antes de dormir, ya que ofrecen una lubricación más prolongada durante la noche.
3. Higiene palpebral
Limpiar los párpados con productos específicos ayuda a desbloquear las glándulas que producen el componente lipídico de la lágrima. Se recomienda usar toallitas o espumas limpiadoras y aplicar calor con compresas.
4. Suplementos orales
El omega-3, presente en pescados, linaza o en cápsulas, mejora la calidad de la lágrima y reduce la inflamación ocular.
5. Medicamentos antiinflamatorios
En casos moderados o severos, el oftalmólogo puede recetar gotas con corticoides o ciclosporina para reducir la inflamación de la superficie ocular.
6. Tapones lagrimales
Son pequeños dispositivos que se colocan en los conductos lagrimales para evitar que la lágrima se drene demasiado rápido. Ayudan a mantener el ojo más húmedo.
7. Tratamientos avanzados
En clínicas especializadas se pueden aplicar tecnologías como luz pulsada intensa (IPL) para estimular las glándulas de Meibomio o terapias térmicas que mejoran la lubricación natural.
Consejos prácticos para prevenir y controlar el ojo seco
Además del tratamiento, tú puedes adoptar hábitos que reduzcan el riesgo y las molestias del ojo seco:
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Parpadea con frecuencia, especialmente si estás frente a pantallas.
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Descansa la vista cada 20 minutos, siguiendo la regla 20-20-20: cada 20 minutos, mira un objeto a 20 pies (6 metros) durante 20 segundos.
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Usa humidificadores en casa, sobre todo si usas aire acondicionado.
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Evita corrientes de aire directo como ventiladores o conducir con la ventana abierta.
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Protege tus ojos del sol y el viento usando gafas envolventes.
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Mantén una dieta saludable, rica en antioxidantes, omega-3 y vitamina A.
En conclusión, el ojo seco no es solo una molestia ocasional, sino una condición que puede afectar seriamente tu calidad de vida si no se trata a tiempo. Lo más importante es que no lo ignores: si tus ojos arden, te pican o sientes cansancio visual frecuente, no lo tomes como algo “normal”. Acude a un especialista, infórmate y empieza a cuidar tu salud visual desde hoy.