Aparece en la niñez y debe tratarse, pues de lo contrario puede llegar a tener consecuencias para toda la vida. Este artículo tiene el propósito de ayudar en la identificación temprana para actuar de manera adecuada y oportuna. Es un acto de amor por la salud visual de nuestra infancia.
La visión se desarrolla en una etapa muy temprana. Si este desarrollo tiene problemas es importante diagnosticarlo y tratarlo tan pronto como sea posible. De lo contrario, el niño no tendrá una visión sana.
Es uno de los problemas más comunes en los pequeños. Comencemos diciendo que la ambliopía es la pérdida de la capacidad para ver claramente por un ojo. Se desarrolla cuando la ruta nerviosa que conecta a uno de los ojos con el cerebro no se desarrolla, enviando una imagen equivocada a este, es el caso del estrabismo aunque existen otros problemas oculares que causan lo mismo. El cerebro entonces se confunde y comienza a ignorar esa imagen, es decir al ojo afectado.
El estrabismo es la causa más común de la ambliopía, pero pueden presentarse de manera independiente. Cuando están juntas aparece el término de “ojo perezoso”. Quien lo padece suele esforzar más el ojo sano sin percatarse, lo que hace que también se ponga en riesgo.
La ambliopía puede aparecer también por cataratas infantiles, hipermetropía, miopía o astigmatismo, es más posible su incidencia si la patología está más pronunciada en uno de los dos ojos.
Se debe tener mucha atención con los síntomas que presenten los niños:
- Los ojos están en direcciones contrarias o frecuentemente se desvían hacia adentro o afuera.
- No ve bien por un ojo.
- No distingue la profundidad.
Acá es donde las revisiones oculares frecuentes son tan importantes. En la mayor parte de los casos se detecta con un examen. Los tratamientos dependen de las patologías que tenga el pequeño.
La mayoría de los chicos que reciben tratamiento antes de los 5 años recuperan la visión, pero pueden seguir con problemas en cuanto a la percepción de la profundidad. Si el tratamiento demora en desarrollarse, los problemas pueden llegar a ser permanentes y la recuperación de la visión por ese ojo puede llegar a ser parcial.
El peligro es la pérdida permanente de la visión en el ojo afectado. Se pueden requerir varias cirugías como esfuerzo para que esto no suceda.
Estar atentos a los cambios en la visión de los pequeños, a sus síntomas y la visita al oftalmólogo por lo menos una vez entre los 3 y los 5 años de edad, evitará la pérdida visual permanente u ojitos enfermos de por vida.
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